Miraba por una ventana y me veía a mí mismo girando. Yo no estaba en el centro más que cuando se me permitía estarlo, y justo el tiempo que se me permitía. Me pregunto qué clase de fragua es esa.
Seguramente ninguna. Da que pensar.
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Miraba por una ventana y me veía a mí mismo girando. Yo no estaba en el centro más que cuando se me permitía estarlo, y justo el tiempo que se me permitía. Me pregunto qué clase de fragua es esa.
Seguramente ninguna. Da que pensar.
En el fondo de todo, estaba mi cara.
Se pierde el sentido en ese preciso momento. Si todo es culpa mía, nada es culpa mía. Si yo soy el responsable de todo, no soy el responsable de nada. Así de sencillo.
Como que en el infinito los extremos se identifican y las paralelas se juntan.
Los ministros responsables de mercado interior de la UE alcanzaron anoche un acuerdo político sobre la polémica directiva de liberalización de los servicios. La solución adoptada respeta, al menos en lo esencial, las restricciones y condiciones consensuadas el pasado febrero por el Parlamento europeo. El ministro de Economía austriaco, Martin Bartenstein, se felicitó por lograr mantener a todos los países a bordo del proyecto. Desde España, el secretario de Estado para la Unión Europea, Alberto Navarro, consideró que el acuerdo es satisfactorio pues en el país el 70% de la economía proviene del sector servicios.