A no pensar mal, que el anticuario sigue vivo y coleando, y además ha preparado la versión 7.0 del acuario, que ya está con los niveles adecuados de ph y temperatura, con la luz ultravioleta cuida plantas y, de momento, para hacer las cosas bien, sin peces.
Tenía tanta mierda que el agua empezó a oler mal, y un comentario de N. acerca de cómo le gustaría ver el acuario limpio terminó de precipitar la historia. Metí los chorropecientos kilos de arena en la bañera y cual buscador de oro del klondike empecé a cribarla con el chorro de la ducha para que perdiera su incómodo contenido terroso… hasta que acabé. Después, muy animal yo, cogí el acuario y lo metí directamente en la bañera. Luego el filtro tuvo la ocurrencia de gastar bromitas y empezó a perder agua desaforadamente (lloraba de emoción al verlo todo limpio), se cargó la bomba de aire y la quemó. Cuando me di cuenta solté los improperios de rigor (de rigor sardónico, joder), recogí todo y lo dejé estar.
Pero hoy… hacía sol. Por eso cogí la bici y me fui a comprar un filtro y una bomba, lo instalé y lo miré con delectación. Qué bonito es el verano y tener las ventanas abiertas y que el sol entre y que todo y las cosas giren tan y tan bien como deben. Dentro de un rato tengo una reunión del Comité de Empresa y veré las cosas de otra manera. Pero ahora, con este sol, con las piernas entumecidas por la bicicleta y con la casa echa una verdadera y franca mierda todo suena bien engrasado. No rozan las piezas.
Así que es bonito estar hoy vivo, no sé por qué, aunque me huelo que es por el sol y porque la tierra nos quiere al mandarnos calor y dejarnos ir por ahí en camiseta, que es lo que debe ser, por supuesto.
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El amor se demuestra en actos, pero entra por el oído. Muchas veces me he preguntado si la estética es sinónimo de frivolidad, o de adorno, o de innecesario o, por qué no, de mentira. ¿Es menos lo que se adorna? ¿Necesita adornarse?
Pues últimamente me planteo que sí lo necesita. Que tan importante como el contenido es la forma y que tan significativo con respecto al contenido es la misma forma. Que espontáneamente uno desea entrar por el oído y decir lo que ha de ser dicho y que eso no falsea en absoluto la verdad del asunto, que es que se ama.
Lo importante en la comida es que alimente, pero a ver quién no considera que sea agradable al paladar y, previamente, a la vista. ¿Falsea en algo el valor nutricional? Pues no.
Pero claro, la misma forma puede recubrir el vacío para hacer que nos parezca atractivo, esa es otra historia con la que hay que tener extremo cuidado. Por eso históricamente se viene desconfiando de la experiencia estética, porque suele ser tan arrebatadora que puede hacernos olvidar el significado de las cosas. Esa desconfianza nos lleva, en ocasiones, a pulir los acontecimientos para dejarlos en puro significado. Puede ser acertado, pero que alguien me diga que eso no significa inmediatamente dejar de lado, cuando menos, la mitad del asunto.
En mi opinión, ni la una sin la otra ni la otra sin la una, van cogidas de la mano y se enriquecen mutuamente. Sin duda.