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SlowView


Pincha en el plano para verlo más claro. Bueno, más grande (recomiendo SlowView)

He decidido incluir un plano situacional lo suficientemente detallado porque de otro modo es imposible entenderme, o acaso sea imposible entenderme de todos modos. Y me he dormido y a ver cómo le explico ahora yo a fernando que aunque ayer no salí y quedé con estos en casa y me acosté a las tres de la mañana a ver cómo le explico el estrés del curro toda la semana, a ver cómo le digo que tanta tensión me ha llevado a dormir hoy doce o trece horas y seguro que ha llamado a la puerta de casa («portal», en el plano situacional), porque el móvil lo ha dejado frito de tanto llamar (siempre se me olvida devolverle el sonido al salir del curro, y me quedo yo con el sonido y sin llamadas o sin saber que me llaman) y yo mientras tanto en el palomar («el palomar» en el plano situacional) durmiendo como un niño un bendito un borracho un loco y un enfadado juntos. Y me he levantado y he cogido el teléfono para llamarle y soy un adulto soy un maldito adulto pero aún así hay reacciones que no me gusta encontrar al otro lado, es así de confuso, y bueno, y quizá, y no sé, y a lo hecho pecho y ya está y talmente se conciben las cosas, y soy matusalén y conocí a no sé quién y eso, en bíblico, quiere decir que me la tiré, vaya usted a opinar al respecto, si quiere puede o tiene tiempo.

El caso es que tengo los vecinos de arriba, queda claro en el plano situacional, que son (según todas las evidencias) completamente sordos no ponen nunca problemas y…

¡no hay nadie más!

a mi alrededor sólo tengo garajes, no hay nada pared con pared, estoy solo talmente solo pero vete tú a saber que ayer vino el del portal doce («portal 12» con triple subrayado en plano situacional) a decir que llevaba seis meses sufriendo las hemorroides en silencio, es decir, mi voz enfurecida en un plano hermenéutico. Lo hizo de buenos modos y no me enfadó, claro que Cisneros hizo de dueño de esta casa (yo estaba recibiendo sales por un desmayo inoportuno) y con el es difícil enfadarse, vaya el clero secular a saber.

Luego seguimos hablando pensando en ese pobre hombre que decía llevar seis meses sin dormir y yo me pregunto si lo que le molesta es el sonido de las páginas, porque el 98,37% de las noches me las paso leyendo libros sin pilas que no hacen música de dentro de sí mismos ni ninguna otra vulgaridad sumeria semejante, gilgamesh mediante. Seguimos hablando y yo le compadecía pero por otra cosa, porque tiene mujer e hijas y no se le ve muy feliz con ello aunque quizá sí debería pero, en suma, no se le ve feliz y eso es lo que importa, creo que sí. Asumimos todos no hacer más ruído que el de una katana cortando el famoso trozo de seda y hablamos quedo, aquiescentes y fluye el verbo laxo, inminente y bajo y resolvemos el mundo y al final se van (el galego más feliz de ser humano y cisneros igual de feliz que antes) y me duermo, y me duermo más y no llego al ensayo y a ver cómo le digo… bueno, no importa.

Me alegro de lo del plano. Recomiendo SlowView.

Addenda.
Y me pregunto por qué estamos tan desprotegidos y por qué no se exige un mínimo nivel de decibelios y por qué no puedo denunciarle yo a él porque me afecta sobremanera su aburrimiento, su estupidez diaria de nadas, por qué él puede venir y denunciarme por ser tan bonito y yo, sin embargo, no puedo hacer nada contra su vida de mierda que está ahí y me come me come me come y sin embargo si él quiere acaba con todo lo mío y yo, por más que hago e intento, no puedo acabar con nada de lo suyo. Eso me pregunto. Estoy desprotegido.

ascórbico

Novalis said en todas partes buscamos lo incondicionado, y lo único que encontramos siempre son las cosas, o algo semejante, aunque en cualquier caso muy parecido en fondo. Vuelan las horas después de cenar en casa de mis padres y tener gafas nuevas, de estrenar cara, de ver a otro tipo al otro lado del espejo (lo cual, en este estado disfuncional de cosas, es inquietante de un modo especial), vuelan las horas y queda un breve lapso, un cuarto de hora a lo sumo, para que vengan y empiece el crepitar de la vida viviendo y, me pregunto, si lo incondicionado no es la trampa del gen que busca que busquemos la eternidad en cualquier modo posible para que, al final, vencidos, terminemos siempre y de qué modo recurriendo a él. El gen listo de pelotas.

Por otra parte in the other side aunque en la misma Kundera dijo que el hombre no podía ser feliz porque la felicidad es el deseo de repetir y el hombre, cuando repite, se aburre, se cansa. Sólo puede ser feliz un perro, en la novela y por ejemplo. Me dijeron hoy que yo debía ser educador social o algo parecido, porque tengo un reducto de felicidad bien ensamblado (yo lo veo más bien deslabazado o excentrado, al menos), que flautista hameliniano ser tú podías (Yoda vs Vader), flautista busca cada uno en sí mismo espero y supongo, no flautista dueño secta chalet y mil acólitos currando. El tema, amigos, es que cuando uno se pasa doscientas horas solo y comiéndose el tarro compulsivamente hasta las seis de la mañana un día, y otro, y otro más, y así hasta el infinito o aledaños pues queda un cierto poso de indiferencia que puede confundirse, mal que bien, con la felicidad. En plan ataraxia la felicidad puede ser la ausencia de chirridos neuronales y con ella puede ser confundida (confundida bien ser podría), pero es que la convivencia (unipersonal, en mi caso y entre semana) tiene esas cosas: o terminas asumiéndote en grado sumo en la escala que quieras o terminas odiándote y adiós fin del verano del cuento y del sopapo. No sé si es la felicidad pero me gustaría enseñar indiferencia en grandes dosis, lo que yo llamo indiferencia activa, que no es sino en un plano metatelúrico una extrapolación significativa de la indiferencia comunis elevada al grado sumo de laxante mental y estabilizador de fluzo psicótico-racional. Es decir, whatever will be will be.