Lo único que hace falta es una x-box. Madre mía. Qué cosas tenemos. Supongo que si consigues que eso te llene justo el tiempo que tarden en sacar la siguiente, todo va bien. Pero todo es un pelín aburrido. En seis horas y media he cogido tres llamadas de teléfono. No muy duro. A las nueve entro y tomo café hasta las diez, trabajo (bueno) hasta las dos y a las dos se va todo el mundo, leo el periódico y pincho en internet hasta las tres y media y me voy a casa, hasta mañana. Luego estoy cansado. Muy cansado y en casa no doy una. No tengo termo, como un anacoreta me ducho con agua helada y grito, grito fuerte, como si pudiera oirme algún héroe técnico de fagor que pasara por el portal y entrase a arreglarme el mío. Me mareo, veo dos móviles, pero eso es la tensión. Todo tibio. Sexo, fiesta, conversación, trabajo, poesía, guitarra, todo tibio. A ver si recibo una revelación transcendental en atapuerca del homo antequesor, que para eso es mi abuelo y está muy vivido y sabe mucho más que yo, si no por diablo sí por viejo. Tibio. Sin fuerza, sin destrozo. Sin violencia emocional. Reventar, una borrachera (pero ahora también son tibias). Buah, se igual.
Año: 2003
¿qué nos está pasando, niña?
Buenas intenciones y hechos.
Hablamos.
Todo quedó en nada.
¿Por qué somos tan torpes el uno con el otro?
toma de contacto
Libro de Clarke casi terminado, demasiadas cervezas, demasiados cigarros. He visto mortadelo y filemón, menuda mierda. Una y treinta y cinco y todo igual. Nada sirve de nada. Nada. Últimos cartuchos quemados. Informe de balística: fogueo. Sólo fogueo. Hay que cambiar de táctica. Los analistas recomiendan retirada total, y por una vez… quizá no vayan desencaminados. Fin del mensaje. Fin de la transmisión. Acabaremos las cervezas, daremos una vuelta. Mañana será el día de planeamiento de la toma de contacto. Hace una noche estupenda.