Claro, nos perpetuamos a nosotros mismos porque es lo único que tenemos. Reventar no es malo, incluso no es malo hacerlo constantemente, lo que sí es malo es que lo único que hagamos sea reventar. Tomar decisiones. Pilla a Paco y reviéntale el cráneo con tus dudas, si se rompe se jodió y así debe ser, si no lo hace será precioso. Cervezas «con» a tutiplén.
Categoría: perdiendo
chaouen
Fuimos a ver a Chauen en Galileo-Galilei, y estuvo bastante bien para ser chauen, aunque su grupo estuvo detestable, con una mención especial de honor de mierda al guitarra, que era uno de esos que se ponen la guitarra justo debajo del sobaco y me dan asco, por chulos, idiotas y protagonistas. Después me bajé del coche al llegar al vaivén y me tome un litro de cerveza mientras hablaba con mata y con la nueva piba de juan. Un poco de allí, recordamos cómo el padre de Edipo daba por culo a su madre, por lo de la maldición. Cuando volví a casa lore creo que dormía (no miré), me pegué una ducha con agua fría (no tengo otra) y me dormí de puta madre y a la primera, sin tener que intentarlo varias veces. La indiferencia me posee. Ella tampoco demuestra nada, porque es una roca de hielo en medio del desierto gélido más absoluto. Nunca sabré nada, a no ser que inicie yo la conversación, pero ya no me apetece. No pienso volver a iniciar ningún movimiento, y que sea lo que deba. Es la indiferencia, que es absoluta. Es una lástima, pero ya he decidido no ser más el mulo que tira. Ha llamado el técnico, arreglar el calentador, son 40 euros más mano de obra, unas treinta mil pelas. Juer. Cervezotas para todos, yo mantengo fielmente mi resaca hasta que me la quite el médico. Buenas.
autismo
Escuchando las subnormalidades frívolas, banales y estúpidas que mis compañeras de trabajo regalan a mis pobres oidos. Una mañana interesante, porque ha habido el trabajo suficiente como para narcotizarme de lo mundano y para que no me haya enterado de (ni he recordado) absolutamente nada. Es maravilloso. A veces, en el curro, me gustaría sufrir episodios de autismo. Sería todo más facil, mejoraría mi concepción de algunos de mis compañeros.
Ahora ya es tiempo para la reflexión y el sosiego y un buen libro que tengo delante. Ya no importa esta hora que me queda para salir, estoy libre. Ahora viene lo otro, lo de fuera. A volver.
La tristeza es un proceso paulatino que no tiene golpes espectaculares, más propios de la depresión. Me doy cuenta de que el resultado más notable de mi tristeza de las últimas semanas es la indiferencia, ahora ya no me importa nada.
Las cosas que suceden en mi relación de pareja no me importan como antes. ¿Que ella se va al sofá? Antes no hubiera podido dormir en toda la noche, me hubiera acercado a hablar con su majestad egoica. Ahora no. Duermo como un bendito. Ven, vete, lo peor de todo es esta indiferencia producida por la tristeza producida por la tibieza.
Veremos. Ahora mismo da igual.