bueno, limpiando la mierda de sitio de spam, he borrado un comentario, sin querer, de h y otro de niamey, lo siento, pero no siempre es fácil. todo queda abierto.
Categoría: perdiendo
gritos
El caso es que estoy cansado. Hoy por hoy, lo estoy. Llevo un par de buenos litros a buen recaudo en el estómago, porque vine hinchado de rabia, y estoy cansado. Estoy cansado incluso de la cerveza, incluso de cagar como un santo en la taza blanca taza que todo se lo lleva lejos. Lunes con nano, martes de sms, miércoles con carol y roy. Hoy. Y estoy cansado. ¿De qué? Pues estoy cansado, nada más y nada menos, chachán, de estar tan suficientemente complicado. Todo es más sencillo, en teoría.
Me gustaría saber, hoy más que nunca, de qué sirvieron tantas lecturas, tantas horas leyendo. De qué me han servido a mí tantas experiencias comprometidas. Sólo han significado alegrias y dolores. Dolores. Dolor. Pena. De qué tanta vida, si sobraba, si no merecía la pena. De qué tanta mierda mezclada con flores, si al final mierda.
Dejemos que esto se enfríe, me dijo una vez una tía, encaramada al palomar. Y tenía razón, era demasiado caliente. Yo le hice caso. Pero, joder, la puta reputa que se estaba enfriando era mi misma vida. Yo lloré aquella noche, y ella también, pero la reputa jodida mierda era que nos estábamos enfriando, cada cual en su feudo, después de haber alimentado las brasas. Y me pregunto para qué.
De qué tantas páginas, de qué cortázar y sabato y el resto, hijos bastardos de kafka (inininininininincluido rulfo), de qué tanto loriga y tanto hank, y hesse, y kundera, y vian y su espuma o su hierba roja o sus feos, y gao, y allen, y arendt, y la retahíla de spinoza, malebranche, berkeley, hume, hobbes, libros de los muertos o gilgamesh, los putos griegos con platon, aristóteles, epicuro o diogenes o crates, eurípides o después y más, luciano de samósata o antes, aristarco de samos, o sófocles o iliadas o eneidas o odiseas o todos los puñeteros socialistas premarxistas, o anarquistas bienvenidos o cloe, en el club de la lucha o incluso tyler durden ohohohohohohohohoh no olvidemos a kant, puto kant, o nietzsche o hegel, omnicomprensivo omniego hegel y todos los románticos post sapere aude post ilustración, revolución francesa fea, llena de ideales pero fea y maquiavelo, el más cuerdo, Antoine de Saint-Exupéry y su puta madre y miller y mendozas y unos cien años de soledad que jamás debieron escribirse por iconoclastas y celine viajando al fin de la noche y toda la antropología que me he podido meter, y toda la biología, química orgánica e inorgánica, física y teoría del puto kaos (que lo es todo, pero es mal entendida) y joder si la termodinámica, la dinámica de los cuerpos inmóviles, santo tomás y san agustín y san gilipollas, los cuantos (qué cuántos) y la cinética, y la teoría de cuerdas y la flecha del tiempo y adan, en su puto paraíso y me tiemblan las corvas aún, pese a ser un descreído, cuando pienso en cobain, y wolf y hamann, herder, jacobi, fichte, schelling, schelling y schopenhauer, pero aún sé más, tales de mileto, anaximandro de mileto, anaxímenes de mileto, jenófanes de colofon, heráclito de éfeso, pitágoras de samos (el buen pitágoras, pitagórico aún sin saberlo), parménides de elea, zenón de elea, empédocles de acragas, filolao de crotona, anaxágoras de clazomene, arquelao de atenas, meliso de samos, los grandes entre los grandes leucipo de mileto y demócrito de abdera, diógenes de apolonia, y aún sé más porque sé mierda joder puta mierda mucho y francesco petrarca y coluccio salutati y leonardo bruni y poggio bracciolini o leon battista alberti y lorenzo valla y nicolas de cusa y ficino y pico de la mirándola y francisco patrizi y pietro pomponazzi y michel de montaigne (otro grande) y erasmo de rotterdam y calvino y jean bodin y hugo grocio y leonardo y bernardino telesio y giordano bruno (estoy ordenando temtemtemtemtemtemtemporalmente) y tomas campanella y reuchlin y fracastoro, cardano y della porta y copérnico y tycho y kepler y galileo y newton y redi y bacon y descartes y geulinex y leibniz, mi gran preferido entre todos los todos con su inconsistente intuitivamente monadología y locke y pascal, vico, d’alembert y diderot y condillac y le mettrie y helvetius y d’holbach y voltaire, for ever voltaire, y montesquieu y rousseau y tolando y collins y tindal y butler y shaftesbury y hutcheson y mandeville y hartley y reid y me pierdo, soberanamente borracho y no estoy, y son sólo nombres que de nada me sirven, lo juro.
Están por ahí en medio, jodiendo la vida porque la vida no entiende de nombres, sólo de cuerpos y no me sirven de nada y me estorban y me joden
y si me dieran una segunda oportunidad escogería no saber nada de ellos, que son una mierda, que no pensaron nada, que dieron por culo, que no me importaría haberlos olvidado, que se jodan, que se mueran de una puta vez y que dejen de existir en la eternidad de los libros, que no valen nada
y que de nada me sirven cuando todo se tuerce y vuelvo a estar solo, perdiendo y solo o sólo perdiendo y me dan por culo, porque sus voces no me recuerdan más que susurros cuando yo quiero gritos.
la espuma de los días
Uno es delegado sindical, y a uno parece que le encanta. Uno parece que va a estar en riesgos laborales, y eso parece que le encanta más. Uno tiene a bolsón cerrado en la tasadora, movimiento que no rechina, bien engrasado, todos los engranajes encajan diente contra diente lenta pero inexorablemente. Uno se pregunta qué es la vida, y deja de preguntarse. El anticuario ha recuperado el sueño, el anticuario no sabe quién es ya.
Porque sólo cuando uno lo pierde todo es libre para actuar, filosofía de perdiendo.org., del anticuario, de miguel y de muchos antes y seguramente después, pero cuando uno lo pierde todo y es libre para actuar, paradójicamente, uno empieza a ganar. Y es una cosa extraña, no estoy acostumbrado, no sé muy bien cómo reaccionar ante ello. No comprendo muy bien por qué volver a tener un poco de miedo a las cosas (que las cosas que posees te terminarán poseyendo, y mucho más las que no posees y deciden acompañarte en el camino), no sé reacionar demasiado bien ante la victoria, lo mío es perder, la ligera reación química que libera energía cuando pierdes algo y eres un poco más libre, menos dependiente, ese momento de llanto en el que acabas de perder un punto más y, al mismo tiempo, acabas de ganar un punto de libertad de anacoreta más. Eso es lo mío, a eso estoy acostumbrado, eso ya lo llevo bien, porque es lo habitual desde que la lindísima paloma, luz de donde el sol la toma, decidió que ya no, que era bastante con las mutilaciones quirúrjicas mutuas que ya habíamos realizado, que no hacía falta seguir batiendo el mar para hacer espuma, porque la espuma se hace sola cuando las olas golpean contra las rocas (cristal de resaca). Desde entonces y hasta ahora todo fue una espiral constante, un desasirse medio consciente y continuo, un deshacerse de, un perder lo, un abandono desabrido, una derrota aquiescente y templada, un adios como segundero, un ir abajo solo. Para eso estoy bien configurado, poseo sobradamente los requisitos mínimos, un disco duro suficiente, un procesador torpe pero útil.
Pero ahora todo sube, el mar hace espuma sin necesidad de rocas, incluso, ni de playa. La espuma (de los días) es omnipresente y omniscente, ubicua. Me encuentro un mensaje en el móvil que me emociona en tres palabras, veo bolsón cerrado como parte de mi alma, un abrazo abrazo abrazo abrazo que exorciza el demonio (daemon) que llevo dentro (autodestructivo, borracho, roto y nunca recompuesto), estoy a gusto en el curro, estoy a gusto en ccoo, estoy a gusto moviendo fichas sin parar, estoy a gusto durmiendo, estoy a gusto despierto, estoy a gusto tumbado en el sofá abrazando mientras algo indiferente es mostrado a través del tubo del televisor, estoy a gusto (¡tanto!) con la guitarra, con los poemas, con las novelas que simultaneo, estoy agusto leyendo, estoy agusto, joder, hasta cagando. El café con leche sabe mejor, más a café, más a leche, los cigarros ni te cuento, las flores huelen bien y no producen alergia, las calles están limpias de mierdas de perro, mis vecinos son simpáticos, la gente ayuda a los ancianos a cruzar las calles, los momentos son más intensos sin forzar, el relleno de chocolate de los cuernos sabe mucho más a chocolate y menos a avellana, que detesto.
Eso, todo eso, es la espuma (de los días). Y eso, todo eso, indica lo que quise decir en una sola frase pero no me salió comprensible a la primera: que ya no hace falta batir el mar para hacer espuma. La espuma se hace sola al romper en las rocas, en la playa, en el multiverso cotidiano.
Y no estoy acostumbrado, pero está bien.