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dany

Dany es un megaterio chiquitito al que todo le empieza a ir bien. Tuvo sus encontronazos con un elemento disuasorio y sus peleas con la realidad, pero tiene un gran controlador racional que le hace seguir, aunque sea sin piernas, sin brazos y sin corazón. Al cabo del tiempo recuperó los brazos, después las piernas y hace algún tiempo el corazón.

Yo, a Dany, le llamo Frodo, Gimli, Conan, escoria, paletín, click de famóbil… y otras que casi me da vergüenza poner aquí.

Frodo porque es diminuto, casi invisible, Gimli por lo mismo, Conan porque está cuadrado en cinco centímetros cúbicos, paletín por mi tío Ignacio, y lo de click… porque durante un tiempo incluso llevó el mismo peinado. A veces también le llamo Ken de viaje. Tiene la cara de Ken y un tamaño asequible para cualquier maleta.

contenidos

Todo comienza con el ruido. Un ruido de metralla. Un aspersor se encuentra con el poste de un cartel y el agua estalla. Así son las cosas, trayectorias que se encuentran para hacer ruido. Las cosas no siempre son fáciles, porque a veces el encontronazo molesta.

Debería ser tan sencillo como desnudarse. Un segundo y te ven todo entero. La mente es más compleja, y entran en juego los traumas de uno, los del otro y los de todos los demás implicados. Hay un contenido emocional en las relaciones que ya suele dar problemas, pero también hay un contenido formal, que se compone de muchas cosas, entre ellas, por poner un ejemplo, las amistades. Uno no acepta fácilmente ser «él» en un grupo en el que no es sencillo olvidar los esfuerzos para que te veas integrado. Bah, eso es lo de menos.

El caso es que todo sigue funcionando bien, bien engrasado, y que ello es, básicamente, porque es posible hablar. Es la única metáfora de desnudarse que tiene la mente, mientras el cuerpo sólo tiene que quitarse la ropa.

Son cosas que se me van ocurriendo en el transcurso dulce y tontorrón de los días que suceden bien. Me pregunto si es todo tan complicado como nos parece o si nos dedicamos a poner trabas donde hay un camino recto y sin cambios de rasante. Ya me partieron por la mitad una vez. A lo mejor nadie siente necesidad de volver a hacer lo mismo. Hago dogma de fé y confío.

presente


A no pensar mal, que el anticuario sigue vivo y coleando, y además ha preparado la versión 7.0 del acuario, que ya está con los niveles adecuados de ph y temperatura, con la luz ultravioleta cuida plantas y, de momento, para hacer las cosas bien, sin peces.

Tenía tanta mierda que el agua empezó a oler mal, y un comentario de N. acerca de cómo le gustaría ver el acuario limpio terminó de precipitar la historia. Metí los chorropecientos kilos de arena en la bañera y cual buscador de oro del klondike empecé a cribarla con el chorro de la ducha para que perdiera su incómodo contenido terroso… hasta que acabé. Después, muy animal yo, cogí el acuario y lo metí directamente en la bañera. Luego el filtro tuvo la ocurrencia de gastar bromitas y empezó a perder agua desaforadamente (lloraba de emoción al verlo todo limpio), se cargó la bomba de aire y la quemó. Cuando me di cuenta solté los improperios de rigor (de rigor sardónico, joder), recogí todo y lo dejé estar.

Pero hoy… hacía sol. Por eso cogí la bici y me fui a comprar un filtro y una bomba, lo instalé y lo miré con delectación. Qué bonito es el verano y tener las ventanas abiertas y que el sol entre y que todo y las cosas giren tan y tan bien como deben. Dentro de un rato tengo una reunión del Comité de Empresa y veré las cosas de otra manera. Pero ahora, con este sol, con las piernas entumecidas por la bicicleta y con la casa echa una verdadera y franca mierda todo suena bien engrasado. No rozan las piezas.

Así que es bonito estar hoy vivo, no sé por qué, aunque me huelo que es por el sol y porque la tierra nos quiere al mandarnos calor y dejarnos ir por ahí en camiseta, que es lo que debe ser, por supuesto.

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El amor se demuestra en actos, pero entra por el oído. Muchas veces me he preguntado si la estética es sinónimo de frivolidad, o de adorno, o de innecesario o, por qué no, de mentira. ¿Es menos lo que se adorna? ¿Necesita adornarse?

Pues últimamente me planteo que sí lo necesita. Que tan importante como el contenido es la forma y que tan significativo con respecto al contenido es la misma forma. Que espontáneamente uno desea entrar por el oído y decir lo que ha de ser dicho y que eso no falsea en absoluto la verdad del asunto, que es que se ama.

Lo importante en la comida es que alimente, pero a ver quién no considera que sea agradable al paladar y, previamente, a la vista. ¿Falsea en algo el valor nutricional? Pues no.

Pero claro, la misma forma puede recubrir el vacío para hacer que nos parezca atractivo, esa es otra historia con la que hay que tener extremo cuidado. Por eso históricamente se viene desconfiando de la experiencia estética, porque suele ser tan arrebatadora que puede hacernos olvidar el significado de las cosas. Esa desconfianza nos lleva, en ocasiones, a pulir los acontecimientos para dejarlos en puro significado. Puede ser acertado, pero que alguien me diga que eso no significa inmediatamente dejar de lado, cuando menos, la mitad del asunto.

En mi opinión, ni la una sin la otra ni la otra sin la una, van cogidas de la mano y se enriquecen mutuamente. Sin duda.