Versos, versos, sólo pensaba en versos.

Como no tenía que ganarme la vida con ello no me importaba demasiado.

El cielo almibarado, las persianas encogidas sobre sí mismas para darle paso franco.

Quizá era que tu voz era lo único que parecía sensato.

Quizá que el deseo de cuando te deseo es el único deseo sano.

Me guardo muy mucho de ser idiota. Lo soy sin limitaciones.

Sólo pensaba en versos. Era casi lo único que podía darte que no fuera un grito cerval de auxilio.

Estuve componiendo una canción cuyo título era «como yo te veo». No me salía muy bien, porque era difícil.

Y sé que es cuestión de tiempo.

Eso me hace sentir bien y mal al mismo tiempo.

A veces pienso que eres lo único que veo.

Eso no me preocupa.

Me preocupa más pensar que eres lo único que quiero ver.

Todo lo demás es horrendo.

Thanks, N., por ser como eres.

De otro modo, el complejo vacío me derrotaría en su simplicidad.

Huelo la victoria.

No sé si sabrá bien.

Sé que sabrá a victoria.

Una noche en blanco y un cielo gris.

Es mejor levantarse, hacer algo.

Una vez que coges el ritmo todo es más sencillo.