CONSIDERANDO: Que está convenido que el gran precepto de la naturaleza es que «el hombre ha de perseguir su verdadera y sustancial felicidad». Blackstone en sus Comentarios señala que puesto que esta Ley de la naturaleza es coetánea con la humanidad y fue dictada por Dios, tiene evidentemente primacía sobre cualquier otra. Es obligatoria en toda la tierra, en todos los países y en todos los tiempos; ninguna ley humana tiene valor si la contradice, y aquellas que son válidas derivan toda su fuerza, todo su valor y toda su autoridad mediata e inmediatamente de ella; en consecuencia:
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Categoría: entraron en mi cabeza
Doctor Grillo. Ya ves tú
Para no zozobrar salgo a beber,
soy otra persona despues de la quinta copa.
Es la hora de despegar
en un avion de mentira.
Soy el piloto de mi risa,
pero me siento tan solo en la cabina,
y me siento como una rosa,
y me siento como una losa.
¿En qué quedamos?
No lo sé.
No me preguntes cosas que no pueda responder.
Solo sé que el dinero del paro
me lo voy a gastar llamando a tu casa.
¿Por qué me has dejado?
Estoy sin amor, sin trabajo… ya ves tú.
Esta copa me la tomo a tu salud.
Paro en el semáforo, qué mundo tan hierático,
paro en el INEM, no me despierta ni el café.
Tengo amigos y me han dicho que quien sigue la consigue,
Y tienen razón. Mi corazón late,
bajo la luna y el sol,
pero no recuerdo si soy libre.
A ver si en el bar de la esquina
me lo dicen…
Y me siento como una rosa,
Y me siento como una losa.
¿En que quedamos?
No lo sé.
No me preguntes cosas que no pueda responder.
Sólo sé que el dinero del paro me lo voy a gastar
llamando a tu casa, ¿por qué me has dejado?
Estoy sin amor, sin trabajo… ya ves tú.
Esta copa me la tomo a tu salud.
Para no zozobrar salgo a beber,
soy otra persona después de la quinta copa.
Es la hora de despegar en un caza veloz,
Soy el piloto de tu minifalda,
pero mañana no me acordaré de nada.
Sólo sé que el dinero del paro me lo voy a gastar
llamando a tu casa, ¿por qué me has dejado?
Estoy sin amor, sin trabajo… ya ves tú.
Esta copa me la tomo a tu salud.
Goethe. Prometeo.
¡Cubre tu cielo, Zeus,
de nubes vaporosas!
¡Dedícate, como un mozo
que corta flores de cardo,
a los robles y cimas de los montes!
Pero déjame mi tierra,
la choza que no has construido
y también mi hogar,
por cuyo fuego me envidias.