Rabia. Tan solo eso. Bueno, y algo de sentirme estúpido también. Dos semanas, dos semanas sin soledad. Estupendo. Ya lo dije, si no puede ser en pareja, será solo. Si no somos capaces de entender… Ni un día solos. Bien, es cuestión de metabolizarlo. Sólo me ha hecho falta decir que no tenía un plan determinado. Sólo eso. A lo mejor algún día se da cuenta. Es mejor no hablar. Sólo en este caso, pero es mejor no hablar, porque si no se da cuenta… entonces nada merece la pena. Si no le hace falta no hay cosa más triste excepto decirlo y observar la reacción, por compromiso. Sólo eso sería más triste. Eso duele, la incomprensión y saber que no le hace falta. Compartir piso, quizá es lo único. Somos buenos compañeros de piso, todo bien dividido. Nos comprendemos en ese sentido. Quizá es que no tengo ni idea. Es posible. Pero no entiendo cómo puede ser que no le haga falta, como el agua en este maldito calor. Sólo hay una interpretación posible. Es cuestión de acostumbrarse. Cervezas, las mías se enfrían en la nevera, un buen libro de Clarke, algo de jazz, y a irse acostumbrando, que nunca es tarde. Saludos.
Año: 2003
incomprensión
La incomprensión es lo que mata. Es evidente. He ido a currar, todo normal, incluso un poco divertido si he de ser sincero. Después ha empezado a venir gente, Víctor y Leti, Solano y María, Koldo, Jose, David y Laura… Supongo que después de dos semanas de falta absoluta de intimidad es demasidado asfixiante. No quiero parecer desagradecido, me ha gustado mucho que vinieran todos ellos. No sé lo que quiero, pero me parece que implica de algún modo la soledad, o al menos la relación de pareja en soledad. Si no puede ser, me quedaré solo. Llevo mucho tiempo sin estar con Lore a solas. Cuando estamos a solas no estamos. La vida para mí siempre ha sido grandes cosas, grandes fiestas, grandes comidas, grandes polvos, grandes aventuras en bares. Esta tibieza me agota, me descentra, me agobia mucho. Empiezo a no valorar las cosas, porque son tibias. De nada me sirve hacer algo con Lore que ella no siente que quiere hacer. De nada me sirve que se limite a estar ahí. El hacerlo por mí no es suficiente, porque no es nada. Es algo que, sin mi impulso, simplemente no estaría. Quiero recuperar cosas que he sido, y digo eso quizá por no decir cosas que hemos sido. Soy una especie de gilipollas, supongo. Me iré a la cama con la sensación de un nuevo día perdido, y no porque no me lo haya pasado bien, sino porque no ha sido definitivo. Otra vez. Porque ha sido otro día. Sin más. No he querido salir, de nada sirve empeorar aún más las cosas. Medianizarlo todo más aún. No quiero que se me malinterprete. No digo que ciertas cosas estén mal por el hecho de ser tibias, sino que, simplemente, no necesito tibiezas ahora mismo. Mañana al curro, más medianía, tarde de siesta y luego… ¿qué?, ¿un par de bares sin demasiadas ganas, sin ímpetu? A veces me siento como una mula que tira de un carro de ilusión que cada vez se cree menos a sí mismo. Luego el domingo, sensación de domingo tarde después de comer, búsqueda paranóica de algo que justifique el fin de semana, visita a otro bar, o al cine, o a algún centro comercial, o a algún sitio donde echar una partida de algo que mate el tiempo. Ilusión. La incomprensión es lo que mata. Definitivamente. Cervezas.
formado para no ser nada
Más diario. Trasuntos de informáticos, de freakis, de aficiones desmedidas, hipostasiadas. Empiezo a sentir que mi formación es demasiado general, demasiado abierta. Supongo que eso no es malo del todo, que lo único que significa es que aún no he perdido del todo la cordura. En cuanto a la tensión, a golpe de cigarro y tequila ando, que el médico me ha dicho que hasta el lunes debo hacer mi vida normal para no influir en la analítica. Culo de piedra. Anal-litos. Desplazado de cualquier parte me sumerjo en el fondo, en lo que hay debajo, me pierdo los detalles, porque todos ellos no son un fin en sí mismos, sino un camino hacia abajo, un camino hacia abajo. NO hay mucho sentido en todo esto. Todos reímos, hablamos, nos disfrazamos de cosas para pensar que somos esas cosas. Pero debajo… hay un mundo vacío, semi despoblado, en el que sombras pululan sin contenido, porque el contenido se le deja a los detalles. No a la forma. Posiblemente me equivoque, pero no tengo ni idea. ¿Por qué le caigo bien a la gente? No lo sé. No encuentro motivos. Estoy tan lejos… y se nota. Se nota mucho. Siempre estoy en otra parte. No quiero decir por encima, ni mucho menos, simplemente en otra parte. Yo pongo los puntos en otra parte. Siempre en otra parte, por lo que los puntos de conexión se difuminan hasta desaparecer. y eso hacen. Me he formado para no ser nada, teniendo una idea de todo. Me da igual el cine que la literatura que la informática que el fútbol, las corrientes que subyacen me parecen siempre las mismas, ahí encuentro el nexo que articula la realidad. Me acuerdo mucho últimamente de la náusea, no sé por qué. Les sigo cayendo bien, eso es positivo. Me gusta, se acercan y me cuentan. Desposeído, una palabra que tengo muy presente desde hace algunos meses, me siento desposeído de todo. En medio de todo. Me acuerdo de muchas cosas. Y no entiendo casi nada. El sexo, la luz. En un mismo sentido la música. Ess mus sein, decía en sus últimos tiempos, de eso me acuerdo ahora. El cigarro en el cenicero y lore en la cama. El tequila en el vaso. Y todo ello tan verdadero al mismo tiempo que tan falso. Demasiadas veces he visto matrix, creo. O el club de la lucha. Yo no soy mis camisas, ni mi trabajo, ni mi ordenador. Yo no soy mis días.
Cervezas siempre.