No he podido leer nada, acabo de llegar de la facultad, donde he hecho el examen de filosofía de las ciencias sociales. Al final la revisión ha sido oral y, tras dos horas infinitas, me ha dicho que mi nota será mínimo notable. Viva Popper, Quine, Mill, Marx y todos los demás. Al llegar me he puesto a hacer el nuevo sistema de votaciones y, escepto algunas cosas que aún no he traducido al castellano del original en inglés, ¡funciona! Después he abierto el correo y he visto un mensaje del profesor de ciencia y comunicación en el que me dice que me pone un sobresaliente por el trabajo. Joder, ya era hora de un buen día. Ahora sólo falta que llegue Lore y me de un beso grande, tierno y despreocupado. Nos vemos esta noche.
Categoría: perdiendo
impotencia ante lore
Bien o mal o mal o bien hace dos tardes que terminaron los exámenes. el jueves cogí a Lore y a Leti no nos fuimos a la Estación a chuzarnos rajando y destrozando una mesa de billar. La noche tranquila, nada peligrosa, al día siguiente resaca bruta en el curro y mucho sueño. No le hablo a casi nadie de mi examen e intento pasar despercibido, porque yo creo que me he levantado aún borracho. Después llego a casa, sigo preparando la nueva librería de café y cigarro e irresistiblemente me duermo. Me levanto a tiempo para ir a ver a Doctor Grillo en el Búho Real. El concierto es brutal, Paco canta bien y Raul es una cosa inmensa con la nueva guitarra que le han hecho. «Una botella y dentro el mar», Voyager I. Después salimos, pasamos por el profesional a tomar unos vermuths que hoy, por ser fiesta, ponen a tres euros. Casi lo vomito. Luego tengo una conversación con Lore (últimamente salimos a una diaria) en la que se me sigue mostrando con mayor profundidad la tridimensionalidad de los problemas de Lore con el mundo y, comprensivamente, conmigo mismo. No doy ni cinco duros por la relación. Ella necesita cosas nuevas, conocer a imbéciles en fiestas, exponer, salir, entrar, recibir influencias nuevas de nueva gente. Yo puedo ser lo que quiera excepto sorprendente por nuevo. Eso lo tengo claro. Me guardaré para mí la brutalidad de argumentos que arden en mi cerebro y que, en este caso, no sirven para solucionar absolutamente nada. Hay cien mil cosas dolientes ahí. Es la impotencia lo que más duele. Aunque tengo clara la ubicación del problema y su insignificante importancia real y tengo la sensación de que la solución es un error estúpido, no puedo hacer nada para comunicárselo a Lore. Sólo puedo esperar e intentar no perder los estribos demasiado, no tener accesos de ira. Adios, diario. No quería pensar en esto.
sin tiempo
Nada, que no tengo tiempo para leer a nadie. Ayer empecé a estudiar a las cinco y acabé más tarde de las doce. Joer, tenía la cabeza como un tambor, llena de resonancias pero sin nada en concreto. Hoy, después de dormir, parece ser que las cosas se han sentado un poco más.
Mañana es el último examen. Después un trabajo sobre la ciencia y el cine, a entregar el viernes por la tarde por correo electrónico, y soy libre. Lo primero que me gustaría hacer es chuzarme, lo segundo hacer una novela que no hace más que sobrevolarme todo el tiempo. Lo tercero, coger vacaciones y no ir a ninguna parte, dedicarme a pensar que no trabajo (esto es mucho más difícil porque Lore no comparte mis ideas al respecto) y cuarto preparar septiembre con dos meses de antelación, porque sólo con uno la paliza es terrible. Supongo que estoy mayor y estudio de otra manera, más para comprender que para memorizar. Y comprender cuesta mucho más. Bueno, me voy al curro. Un buen día de sol comienza.