El problema de la gente es el gusto que le tienen a hablar. Estoy en el curro y en el departamento de al lado se están dedicando a poner a parir la segunda parte de matrix. Eso no es un problema en sí mismo, el problema son los argumentos. Aparte de la excesiva duración de las escenas de lucha (y en eso estoy en parte de acuerdo), la crítica se centra ¡en la excesiva duración de los diálogos! Claro, supongo que si no quieren ostias ni diálogos lo que quieren ver es a Neo y Triniti paseando por ahí o follando o tomando cervecitas en un bar (eso sí, sin hablar mucho). Claro, supongo que tener que concentrarse para seguir el hilo de una película es un punto en su contra, porque todo el mundo va al cine a divertirse, y divertirse es para ellos el libre ejercicio del encefalograma plano, y si va acompañado de algunas risas mejor que mejor. Supongo que en la cultura del video clip las cosas deben ser rápidas y livianas. Eso produce una falta de continuidad y persistencia que reduce todo a cuatro líneas básicas que constituyen un esquema tremendamente simplificado de cualquier cosa. Buah, ya sé lo que hay, no es cuestión de extrañarse ahora.
Categoría: perdiendo
desperdicio
Es una buena mañana para hacer algo importante, para salvar al mundo de un poderoso pesticida que se le ha ido de las manos, para hacer que la tierra finte en el último momento a un asteroide grande, malvado y habilidoso con la puntería, o cualquier otra cosa en esa línea. Pero supongo que estaréis de acuerdo conmigo en que es un completo desperdicio ir hoy al curro. Joer.
raros
Días extraños… Ayer, nada más llegar del curro, me dejé embriagar por la agradable tarea de limpiar una casa que no se ha tocado en un mes. Menos mal que después me dio por colocar los nuevos cuadros de Lele (una pasada) y que después llegó Ortondo, al que no veo hace un par de meses, y hablamos de todo lo nuevo y todo lo viejo. Después nos vamos a por unas raciones, que nunca están de más, y presiento que algo está más o menos torcido, porque Ortondo pidió un trinaranjus, lore una coca-cola y yo un litro de cerveza. Luego, ya solos en casa, nos cabreamos jugando al continental (porque ahora tenemos la facilidad de cabrearnos con cualquier cosa) y me fui a la cama, estaba roto. Hoy es miercoles, mañana recital de poesía, pasado fiesta en el Algete urbanizado de Daniel Hare y pasado… yo qué sé. Soy libre, ya no tengo que estudiar y voy a ir haciendo todo lo que no he podido en este último mes. Lo prometo.
Juro que no me dejo pensar en lo que no quiero. Lo juro. Bueno, pero a veces se me escapa, eso dificulta la convivencia. Luego sigo, que me miran. No estoy sólo. Decenas de ojos analizan cada mínimo detalle. Me voy a comer una naranja, a ver qué hacen.