formado para no ser nada

Más diario. Trasuntos de informáticos, de freakis, de aficiones desmedidas, hipostasiadas. Empiezo a sentir que mi formación es demasiado general, demasiado abierta. Supongo que eso no es malo del todo, que lo único que significa es que aún no he perdido del todo la cordura. En cuanto a la tensión, a golpe de cigarro y tequila ando, que el médico me ha dicho que hasta el lunes debo hacer mi vida normal para no influir en la analítica. Culo de piedra. Anal-litos. Desplazado de cualquier parte me sumerjo en el fondo, en lo que hay debajo, me pierdo los detalles, porque todos ellos no son un fin en sí mismos, sino un camino hacia abajo, un camino hacia abajo. NO hay mucho sentido en todo esto. Todos reímos, hablamos, nos disfrazamos de cosas para pensar que somos esas cosas. Pero debajo... hay un mundo vacío, semi despoblado, en el que sombras pululan sin contenido, porque el contenido se le deja a los detalles. No a la forma. Posiblemente me equivoque, pero no tengo ni idea. ¿Por qué le caigo bien a la gente? No lo sé. No encuentro motivos. Estoy tan lejos... y se nota. Se nota mucho. Siempre estoy en otra parte. No quiero decir por encima, ni mucho menos, simplemente en otra parte. Yo pongo los puntos en otra parte. Siempre en otra parte, por lo que los puntos de conexión se difuminan hasta desaparecer. y eso hacen. Me he formado para no ser nada, teniendo una idea de todo. Me da igual el cine que la literatura que la informática que el fútbol, las corrientes que subyacen me parecen siempre las mismas, ahí encuentro el nexo que articula la realidad. Me acuerdo mucho últimamente de la náusea, no sé por qué. Les sigo cayendo bien, eso es positivo. Me gusta, se acercan y me cuentan. Desposeído, una palabra que tengo muy presente desde hace algunos meses, me siento desposeído de todo. En medio de todo. Me acuerdo de muchas cosas. Y no entiendo casi nada. El sexo, la luz. En un mismo sentido la música. Ess mus sein, decía en sus últimos tiempos, de eso me acuerdo ahora. El cigarro en el cenicero y lore en la cama. El tequila en el vaso. Y todo ello tan verdadero al mismo tiempo que tan falso. Demasiadas veces he visto matrix, creo. O el club de la lucha. Yo no soy mis camisas, ni mi trabajo, ni mi ordenador. Yo no soy mis días.

Cervezas siempre.