fluidos corporales y los dioses del subsuelo

Bueno, no puede ir mejor. Aunque se ha cancelado el partido de pingpong que tenía hoy, he podido dormitar en la cama primero y después en el sofá. He terminado de instalar el wilson 2000, y con ello he conseguido desencriptar el disco duro que me dió mi hermana, valiosísima herramienta para bajar películas, y libros, y lo que dé de sí la red. En un ratito llegaran Kiko y Rosa, y nos enseñarán lugares brutales para tapear y tomar cañas hasta las seis de la mañana. Tengo unas ganas terribles de chuzarme (sientoló, Lele), y estoy preparado para ello, he entrenado a conciencia con algunas cervezas, algunas sin y algo de vermuth que había en la nevera. A dios pongo por testigo de que la verdura ni la he tocado, en el más pleno estilo desastre que empieza a caracterizarme endémicamente. Quién me lo iba a decir, a mis 28 años. Supongo que aunque la vida se canse de darnos sorpresas somos lo suficientemente inestables como para dárnoslas nosotros solitos. Nunca he sido un ejemplo de orden y concierto, pero siempre me he mantenido, hasta ahora, en la gama medio-baja. Con la mierda del wilson 2000 he perdido la configuración del correo de mozilla, así que no mantendré el diario en la lista de correo (o sí???) Suena algo de los cincuenta que no identifico en el reproductor, hace un calor de 700 kg de peso y el vermuth está bien frío, tengo tabaco, Lore está en la ducha, edulcorándose (¿por qué todos los fluidos corporales son salados y todos los adminículos de la ducha son dulces, excepto las sales de baño? No lo sé, ¿y qué coño importa?), Rosa y Kiko y los bares, y los poemas que saldrán de ellos, y los relatos, y la vida en cada paso y los camareros, que suelen caerme bien y no me cuesta trabar amistad con ellos. Parece que desde aquí no se respira mal del todo. Regare las aceras con alcohol, como ofrenda para los dioses del subsuelo.